Matinales de invierno.

Acaba de sonar el despertador y como cada sábado por la mañana preparo las cosas para ir al entrenamiento del club al Parque del Forum que és donde tenemos la sede. Hoy hace algo más de pereza, porque ayer hubo tormenta y lluvia y, normalmente, hay mala mar, con olas altas. Aun así, salgo de casa para participar junto a los compañeros y compañeras que a buen seguro irán a entrenar.
Llego al club con el cielo un poco nublado -sin rastro de tormenta- y con frío. Este frío es un adelanto de cómo encontraré el agua.
Antes pero, hacemos un rato de gimnasia -para calentar- porque el entrenador nos dice que va muy bien para el CORE y para evitar lesiones. Como buenos Swimmers hacemos caso y empezamos la gimnasia. Empieza a salir el sol y el mar ya no se ve tan movido como parecía.

Al acabar con los ejercicios vamos a los vestuarios para ponernos el neopreno y ahora sí, llega el momento de entrar en el agua de invierno: 13 grados. Buf.
Para quien no lo ha hecho nunca, os tengo que decir que los primeros minutos son extremos, el frío -especialmente en la cara- hace que notes la sensación típica de clavar agujas, una sensación muy desagradable. Pero enseguida te acostumbras y ya no lo notas tanto, solo un poco de frío en general.
Sin darte cuenta estamos a media mañana, ahora tenemos un día claro, reluciente, con un sol veraniego y el mar mucho más plano de lo esperado. Empezamos a nadar y después de los minutos de aclimatación entendemos porqué estamos en el agua, nadando. Las sensaciones de libertad, de soledad y a la vez de compañía, la tranquilidad de nadar sin prisas, a tu ritmo, y de vez en cuando parar para juntarte con los compañeros y compañeras que vienen más atrás, bromear y continuar nadando y disfrutando.

En invierno el entrenador sólo nos deja estar en el agua una hora, para él la seguridad es muy importante y agradecemos su preocupación. Nadamos con total seguridad y tranquilidad a sabiendas de que tenemos al lado nuestra barca de apoyo.
Salimos del agua, vamos al vestuario, hacia las duchas de agua caliente para recuperar temperatura y rehacernos. Aprovechamos para comentar como ha ido el entrenamiento y lo bien que lo hemos pasado.
Después como colofón de la mañana nos juntamos al bar para recuperar fuerzas y beber o comer algo. Por supuesto las conversaciones giran alrededor de la actividad que acabamos de hacer y van derivando en otros temas.

Poco a poco los compañeros y compañeras van marchando y yo camino hacia casa pienso qué suerte que he superado la pereza de la mañana.