De espectadora a enamorada de las aguas abiertas

 

Cuando era pequeña, si alguien intentaba hacerme una ahogadilla, me convertía en una mezcla de la niña del exorcista y Uma Thurman en Kill Bill. Si me metían en una playa donde no se viera el fondo y/o no hiciera pie, salía del agua en un nanosegundo tal lagarto Jesucristo…..el mar me daba pánico!!!

Conocí a los Barcelona Swimmers cuando mi marido entró a formar parte del club. Y en ese momento pensé que su cerebro no carburaba bien…..

De la piscina al mar

Comencé a seguirles en sus salidas lúdicas. Me quedaba en el chiringuito a esperarles mientras nadaban y después comíamos juntos y me quedaba a charlar con ellos y contagiarme de su buen rollo. De algún modo me convencieron para que me apuntara a los entrenos en pisicina. La piscina me gustaba porque hacía pie y veía el fondo, mis requisitos mínimos para entrar en contacto con una cantidad de agua mayor que la que cabe en mi bañera….

Poco a poco, fui ganando confianza, y llegó el día en el que decidí nadar con ellos, en lugar de esperarles echando cañas…..Y mira por donde…. me gustó!!! Y a mi hígado también!!

 

SIEMPRE que nado con ellos hay algún socio pendiente de mí, el entrenador me pregunta si voy bien, me sonríen, me hacen bromas

A día de hoy puedo decir que soy una tímida open water swimmer que progresa favorablemente. Y aunque la idea de hacer una travesía todavía me genera una ansiedad brutal, en verano disfruto como el que más de las vías bravas!!!! Sabéis que en algunas de ellas puedes salir a mitad del recorrido a echar una caña en la arena?